«La maragata de Gardel»

Por David Andrés. Publicado en el Faro Astorgano en marzo de 2009.

                                                                                        «La maragata de Gardel»  Entre los muchos tangos que cantó el irrepetible Carlos Gardel se encuentra una canción dedicada a una mujer maragata. Se trata de una tonada compuesta por José Martino  e interpretado por Gardel que fue grabada en el año 1921. La canción aparece con el título “Maragata” y su letra se puede leer a continuación:

Juntando unos macachines,

una mañana te vi;
desde entonces, Maragata,
me muero pensando en ti.

Maragata mía,
sólo te imploro
que nunca te olvides
que yo te adoro. (Estribillo)

Tengo un montón de cariño
que no sé dónde saciar;
en tus labios, flor de ceibo,
yo lo quisiera volcar.

(Estribillo)

Reina de mis arenales,
quisiera verte otra vez,
juntando unos macachines,
aunque me muera después.

(Estribillo)

 Algunos se preguntarán si el autor se referiría a una maragata dela Somoza. Esalgo difícil de saber, pero poco probable porque son también varias las poblaciones sudamericanas cuyo gentilicio es también el de maragatos. Es el caso de Carmen de Patagones en Argentina y San José en Uruguay, localidades que como la argentina Viedma fueron pobladas en el s. XVIII por gallegos, asturianos y maragatos, que pese a ser una minoría dieron el gentilicio propio dela Maragateríaa todos los habitantes.

 Esta curiosa tonada que no llegó a transcender musicalmente en la Maragateríasi lo hizo en el Bierzo donde utilizaron la melodía y la letra para dedicársela a la Virgende la Encinade Ponferrada, cambiando Maragata mía por Morenica mía:

 Morenica mía, sólo yo te imploro
que nunca me olvides, que yo te adoro.

Virgen Santa de la Encina, a Vos os pido un favor:
que acojas a los bercianos dentro de tu corazón

 Cambiaron  también las estrofas y algunas palabras significativas como macachines, que es una flor de la que los indígenas aprovechaban sus tubérculos como golosina, por pedruelos, esa planta leguminosa que por aquí llamamos cantudas o titos.

Esta versión renombrada como “Morenica mía” fue grabada en el año 1974 porla Coral Isidoriana de León y todos los años se puede escuchar enla Ronda Popular ala Morenica que se realiza en las fiestas dela Encina de Ponferrada.

 Aunque la tonada “Maragata” no es la única canción de Gardel que nos recuerda las migraciones de nuestros antepasados maragatos al otro lado del charco. Existe también un tango de Gardel grabado en 1926 con letra de Francisco García Jiménez y música de Anselmo Aieta, titulado “Siga el Corso” que menciona también a una maragata:

 Con sonora burla

truena la corneta

de una pizpireta

dama de organdí.

Y entre grito y risa,

linda maragata,

jura que la mata

la pasión por mí.

 Carlos Gardel estuvo en España en los años 1923 y 1925 actuando en teatros de Madrid y Barcelona. Nunca vino porla Somoza, pero si hubiera conocido a una maragata de aquí seguro que le hubiera dedicado más de un tango.

 David Andrés Fernández

Artículo publicado en el Faro Astorgano en marzo de 2009

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Un tango de Gardel para las maragatas de Uruguay

Por ALFONSO GARCÍA

 Uno va a acabar pensando que los maragatos son como Dios. Están en todas las partes. Es verdad que, en ocasiones como ésta, las raíces nos remiten unos siglos atrás. En cualquier caso, al margen de las referencias clásicas en este sentido, caso de Carmen de Patagones, la sorpresa puede saltar en cualquier momento. Así fue como, no hace tanto, Martín Martínez me descubrió al astorgano-argentino Ignacio Prieto del Egido, autor, entre otros títulos, de La novela de la Patagonia , publicada en Buenos Aires en 1938. Después de muchos intentos vanos y fórmulas de todo tipo, he conseguido un ejemplar de la novela gracias a la generosidad de la profesora marplatense Marina Porrúa, siempre atenta a estos intereses míos. Si me ha ofrecido caminos, libros y contactos, es cierto que también me puso en la pista, seguramente conocida por algunos, de estas notas.

La culpa la tuvo un tango.

Hace unos años, un profesor argentino, colega y amigo de José Enrique Martínez, escribió para este suplemento una serie de artículos sobre el tango, en los que la presencia maragata quedaba abierta. Rastreando esta presencia, el tango al que hoy hacemos especial referencia, Maragata (se puede escuchar en http:www.youtube.com/watch?v=KXVkgr1zHps), y otro, de título Maragato , con letra éste de Jesús Fernández Blanco y música de Mario Canaro, conforma lo que, con el tiempo, podría consolidar un corpus histórico.

La pregunta es siempre la misma: ¿Por qué? ¿A qué se debe esto?

Aceptamos, como premisa, que el tango, música y baile por excelencia del Río de la Plata, es, desde septiembre de 2009, Patrimonio Cultural de la Humanidad, candidatura que había sido impulsada conjuntamente por Argentina y Uruguay, la patria compartida de esta manifestación tan popular que se remonta a principios del pasado siglo y que tanto tiene que ver con las oleadas de inmigrantes europeos a este río, puerto de destino.

 Según cuentan las crónicas, buena parte de los maragatos que en un principio iban a poblar la Patagonia, se asentaron en ambas orillas del Río de la Plata por razones fundamentalmente climáticas. Y, entre otras cosas, fundaron la ciudad de San José, en el actual Uruguay, prácticamente en el camino que lleva desde la Colonia de Sacramento hasta la capital, Montevideo, un recorrido de unos 180 km.

El periodista montevideano Armando Oliveira, de origen asturiano, langreano en concreto, escribió el libro Héroes sin bronce , sobre ciertos aspectos de la emigración. Dice, refiriéndose al en aquel momento pequeño pueblo uruguayo de San José: «Ésta es una localidad con una historia paradójica: fundada en su gran mayoría por asturianos -”43 familias del Principado, frente a cinco castellanas, tres gallegas y una andaluza-”, a sus vecinos se les aplica, aún hoy, el gentilicio de maragatos. Y eso pese a que, de la zona de Astorga, sólo había una familia, que encima, no dejó descendencia». Ante el argumento de la cantidad, a uno sólo se le ocurre aquello de «algo tendrá el agua cuando la bendicen». Aunque bien pensado, también bendicen el vino.

Efectivamente, maragato es -”hay muchos más casos-”, por razones obvias, el gentilicio de los nacidos en San José, una ciudad uruguaya de unos 40.000 habitantes, capital de este departamento que no sobrepasa los 105.000, y en la que una calle céntrica lleva el nombre de «Ciudad de Astorga». Es, además, y entre otras cosas, la patria de la reconocida cantante de tangos Malena Muyala. Y es que, al parecer, y respetando todas las opiniones, maragatos fueron los mayores colonizadores de esta zona del país. Es más. Desde San José, muchos maragatos, ya transformados en gauchos, colonizaron otras zonas de la parte oriental del país, incluyendo territorios del actual Río Grande del Sur, lo que explica que a la revolución federalista riograndense se le llamara en Brasil «Revolución de los Maragatos».

El tango, por tanto, hace referencia a la mujer maragata nacida en San José. No es uno de los tangos más conocidos de Gardel -”en Siga el corso hace referencia también a la «linda maragata»-”, pero, además de la curiosidad de Maragata -”quien lo escuche podrá corroborar, o no, alguna semejanza leonesa-”, tiene una explicación que Mario Azzarini Scoseria sintetiza: «La relación de Gardel con San José estuvo reforzada por su relación con ilustres maragatos. Fue notoria su amistad con Francisco Canaro, y a Humberto Giampietro y Diego Larreira les grabó el tango Yo también como tú . Diego Larreira, pianista, era hermano de Consuelo Larriera, que en 1887 contrajo matrimonio con Tertuliano Netto Escayola, hijo de Elodina Escayola, tía de Gardel y Gervasio Netto».

No es el momento de análisis sobre términos y curiosidades de la letra. Algún día alguien quizá pueda y deba hacerlo.

Una historia, en fin, que supera los límites de las fronteras y el tiempo. La curiosidad tiene estas cosas. A uno, a estas alturas, no sé por qué, le viene a la memoria el título de la obra maestra del peruano Ciro Alegría, El mundo es ancho y ajeno , una de las novelas más destacadas de la literatura indigenista. Y uno, siempre pertinaz, no acaba de entender muy bien las razones de esta asociación, inevitable.

Alfonso García

Diario de León, 10/04/2011  

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